Celebramos el pasado domingo la ruta que pondria fin a nuestra primera temporada del invierno. Una ruta que sin duda alguna, fue la clara demostración de lo que queríamos conseguir como empresa, deportistas y como habitantes del mundo rural que somos: una comunidad activa. Ayones es la personificación de unión, hospitalidad y pueblo. Sin la ayuda de todas las personas que se involucraron, esta ruta no hubiese sido posible. Gracias a tod@s ell@s ahora el sendero que baja desde la Iglesia ahora es transitable y seguramente que después de esta inaguración, no tardará mucho en estar concurrido. Por nuestra parte, intentaremos que así sea. Seguimos apostando por este mundo rural y por estas personas, seguimos confiando en lo que hacemos y sobretodo, seguimos día a día disfrutando del paraiso asturiano que tenemos en casa.
La ruta empezó desde las Escuelas de Ayones donde nos reunimos unas 40 personas. Allí dejamos nuestros platos, comidas y postres que los visitantes trajeron. Sorprendidos y felices por tal magnitud empezamos a caminar entre la lluvia y el cielo gris pero con una energía muy bonita y fresca. Seguimos caminando hasta la Iglesia de Ayones y de ahi empezamos a bajar por el sendero desbrozado y ahora limpio gracias a los vecinos de Ayones, dirección a los Antiguos Molinos.
Por este sendero abajo venía atrás cerrando el grupo una alegre y encantadora mujer, de unos 80 y pico años ,Arsenia, la cual fui observando con detalle y conociendo mientras caminabamos. Hablábamos de temas varios junto con su pariente que la acompañaba y ayudaba pero sinceramente me dejaba sorprendido con sus habilidades para apoyarse, empujarse y caminar por la caleya, esquivando los troncos mojados, las piedras sueltas, las raíces y disfrutando la que más. Arsenia vivió cuando era mas joven en Ayones y era una de las dueñas de los molinos a los que ibamos a visitar. Abajo encima del puente con vistas a su molino, tuvimos la gran suerte de que nos explicase como funcionaban, que se hacían en ellos, y alguna que otra anecdota.
Dejando los molinos abajo y subiendo bosque arriba, llegamos a Castro de Ayones donde hicimos una parada obligatoria en la Capilla de la Virgen de la O. Como indica en el libro «Capillas del Concejo de Valdés y de la Villa de Luarca» escrito por Laura Rodriguez Brañanova y Juan Antonio Martinez Losada. Cito textualmente:
«Tiene una espadaña de un solo hueco, rematada por arco de medio punto y campana rota por un balazo efectuado en la Guerra Civil»
Como anecdota,la capilla tenia goteras en la cubierta debido a que se tenia la costumbre de que, al nacer un niño en la zona, venian los familiares a remover las tejas para que el parto fuera bueno. En otros tiempos se celebraban bodas.»
No paraba de llover y la niebla empezaba a meterse, pero ahí estabamos peleando y seguiamos caminando pista arriba hasta llegar al Pico el Gallo donde caminando hasta el sexto eólico empezamos a bajar hasta la carretera que nos pondría ya de rumbo a casa volviendo de forma circular.
Ya de vuelta en las escuelas de Ayones allí todo eran caras felices, chaquetas mojadas, zapatos llenos de barro y comida, mucha comida. También postres,galletas,bizcochos, empanadas dulces, empanadas saladas, chorizos, tortillas,tortillas con chorizos, verduras,quesos,cafés… !!una locura!!
Charlabamos y compartiamos lo dura que se hizo al final la ruta por la lluvia, por el frío, los verdes que estaban los bosques, las agujetas que tendriamos al día siguiente. Mientras tanto, Miguel, Chechu y Dani quedábamos contemplando el panorama, la escena, y nos devolvíamos una mirada de complicidad sabiendo que lo que habiamos conseguido era oro puro.
Acabamos la temporada de invierno en Ayones con fuerza y en familia, agradecidos despidiéndonos para quien sabe cuando…quizás no muy lejos…la proxima aventura:
Verano 2023
- Ayones